Y por fin llega el post más esperado, que ha tardado casi un año en llegar. He hablado con Gon y hemos decidido presentarnos: no hay nada que ocultar! Somos Mila y Gon, y éste ha sido nuestro cuento.
EL DIA ANTERIOR me había pasado un tiempo preguntando a otras novias que habían hecho el día anterior… y no se me ocurrió que lo más importante iba a ser llevar cosas a la finca. En nuestro caso, llevamos instrumentos, amplificadores, el tablón con las mesas, el neceser S.O.S. del baño… en fin, que se nos pasó la mañana rapidísimo. Por la tarde, Gon había quedado allí con los del grupo y el DJ para hacer la prueba de sonido y yo me bajé a Madrid para arreglarme un poco. Habíamos organizado unas copas en un pub, para aprovechar y ver a la gente, sobre todo a los que habían venido de fuera, y poder charlar con más calma de la que dispondríamos al día siguiente. Estuvo muy bien, gente de sitios muy diferentes, todos allí, reunidos por la causa. Yo, en calidad de novia, me retiré pronto y aunque estaba muy tranquila, por si acaso, me tomé una infusión de hierbas relajantes. Dormí fenomenal.
ESA MAÑANA
me desperté pronto, con una sensación de alegría pero a la vez tranquilidad. Todo había llevado mucho tiempo y ya ese día no era momento para ningún tipo de agobios. Así que pude desayunar tranquilamente con mis padres y mi abuela. Y charlando y repasando el plan del día, enseguida llegó la hora de irme a la
peluquería. Allí todo bien; peinaron como habíamos quedado y yo la verdad es que ese día no le daba importancia a nada. ¿Que un mechón quedaba un poco caído? Bueno, pues da igual. ¿Que una horquilla quedaba un poco más alta que la otra? Pues también. A mi ya no me preocupaba nada. Después a maquillaje, donde también me dejaron los ojos muy marcados, como habíamos quedado.
Al llegar a casa, era ya la hora de comer, y empezaron a llegar mis amigas. Vi
mi ramo en la nevera, ¡qué bonito me pareció! Quedaba quizá demasiado armado, colocado, así que estuve sacudiéndolo para que se descolocara un poco. También me encontré con una orquídea que me había enviado mi marido-en-pocas-horas con una nota: “Tenemos una cita a las 18.30… ponte el vestido blanco!”
MOMENTOS ANTES DE SALIR como yo ya estaba preparada, solo me faltaba ponerme el vestido, estaba tranquila. Me di cuenta de que faltaba poner los lacitos a los misales así que se pusieron mi padre y una amiga a cortar y hacer nudos verdes y azules… Junto con otra amiga llegaron las fotógrafas quienes se alegraron (y sorprendieron) de que a media hora de salir, yo aun estuviera sin vestir.
Llegó el momento de vestirme y de hacernos algunas fotos. Yo repasaba que no nos dejáramos nada: el abanico, las alianzas y
las arras… En el camino, un detalle simpático: ¡adelantamos al novio! Jajaja! Así que le vi antes de llegar a la iglesia. Vi que llevaba el chaleco verde, como mi ramo!
To be continued…